Bombazo y cacerolazo. Las coordenadas que los separan, y ellos que se alistan en el primero… Primer mundo señores. ¿Cuál habrá sido? Yo retumbo en mi pregunta y camino por la Avenida Corrientes. Primer mundo, con ustedes el glorioso primer mundo. Yo redoblo mi pregunta y me siento (acostado) para pensar lo que nunca pienso. ¿Qué será?, ¿cuál habrá sido?, ¿cuál es?
Bombazo y más bombazo. El más atómico gana. ¿Quién es? Y con ustedes el primer mundo señores. Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir. Porque el futuro parece haber llegado, pero enseguida se retira, ¿no ven? Lo que dura un segundo, dura un segundo. Pero ese postulado se complica cuando los tiempos en mi cabeza andan dispares (no hay coincidencia con la realidad, como en las novelas).
Y bombazo, continúa el bombazo. Ya es costumbre. Un chiflido. Un camufle. Un chiflido. ¿Y ahí que viene? Es el sonido que se expande por el aire, y es el aire que penetra sexualmente en el sonido. Y el chiflido que sigue al chiflido. Y yo que nunca aprendí a chiflar (cuenta pendiente). Y yo que intento imitarlo con un falsete (que de falso no tiene nada), no logro llegar a inventar el miedo del otro chiflido. El mío es tímido y maricón. Tibio y efímero. Como un chiflido, pero infantil. Ese que le enseña el papá al hijo, y el hijo a su futuro hijo, y éste al bisnieto del primer papá, y así sigue la tradición. Todo por un chiflido. La comunicación del chiflido que lleva la guerra. ¿Y el primer mundo? Chifla, está chiflado. Nadie sabe qué le pasa, pero todos lo escuchan chiflar. ¿Y el mundo primero… ese de Adán y Eva? No, no estaba tan chiflado como el chifle de hoy. Chiflaba el viento, las hojas, el temor a Dios, y la agonía del desierto, pero no el sonido fugaz del terreno…maldito terreno.
Y el primer mundo, fugaz, continuo, de oriente a occidente, y de nuestros pagos al arroz. Primer mundo, en lista, fila, planilla, conteo, retrato, ranking, y maldición extranjera. Primer mundo, el que no es. Por comilón, goloso, maleducado, caprichoso. Y ese no es. Por inmigrante, racista, ovejero, maletero… ¿qué es lo que pasa acá? ¿Están todos chiflados o qué? Primer mundo señores. Ese no es. La hoja, esa que cubría los senos de Eva. Esa que cubría el falo de Adán. La hoja, cayendo y crocante. La hoja que pisa el triciclo verde. La hoja haciendo ruido, crujiente, despedazada. La hoja, cayendo. Verde, amarilla, marrón, grande, chica, mediana y normal. La hoja, volando. Pisando la baldosa más firme de la ciudad. Barriendo la vereda cagada, y escondiendo la basura occidental. La hoja, esperando tu encuentro. Esperando tu pie. La hoja que se come, respira y vomita. La hoja viendo tu cara, pero desde abajo, con un ángulo más vicioso. La hoja regalándote una canción. La hoja, cayendo. Ahí está. Tu huella, tu estoica pisada. Ahí está tu pie, corriendo a la hoja. La hoja, cayendo, embriagada, y todo tu cuerpo que se cae. La hoja, en tu cabeza, con un vuelo directo hacia el piso. La hoja, cayendo…y en tu cara la hoja, y la hoja en tu ojo…ese es el primer mundo, ahí lo veo… ya lo estoy viendo. Tu pisada, tu camino, tu silencio, y tu bendito perfume, adictivo, lloroso y alejado, bañando todas tus hojas. Primer mundo, ahi está, ahí lo veo...es tan humano y excusable, que siempre te termina viendo.
g.-