Thursday, July 26, 2007

El engaño de la madre naturaleza, si es que merece ser llamada madre

-¿Viste que andan diciendo que se viene el fin del mundo?- pregunta José Luis a su amigo Ricardo.
-Sí, que se yo, no lo veo muy así
-¿Así cómo boludo?
-Así, que se venga el fin del mundo de una. Creo que va a ser un proceso largo que seguro ni veamos.

José Luis y Ricardo siguen caminando por la Avenida Corrientes. Hace frío, bastante. Los medios anuncian apocalípticamente que es el día más frío del año. ¿Y mañana? ¿Pasado? ¿Quién dice que el clima siga estable? ¿Quién dice que el tiempo no sea igual de ciclotímico que el alma?

-Che Ricky la madre naturaleza es una madre un poco hijo de puta, ¿o no? ¿Qué te parece?
-¿Por qué lo decís?
-Porque mi vieja no se calentaba cuando le cagaba toda la casa, le dejaba todo tirado, o me meaba encima de la cama. Es mi madre y me cuidaba.

La madre naturaleza es una madre hija de puta por momentos, reflexiona José Luis y como una musa atenea me inspira a decir… Esas madres despeinadas y rencorosas. Sucias y maleantes. Claro, una madre no preparada para ser madre. Porque yo recuerdo eh, yo recuerdo como José Luis que mi vieja tampoco se calentaba con esas cosas. La madre naturaleza es puta porque es rencorosa. Le tiramos los carilina por la calle y nos devuelve un tornado. Le tiramos algún que otro arbolito para poder leer el diario –así como yo tiraba de los pelos a mi vieja- y ella nos regala un maremoto, un terremoto, una sequía, una inundación. La madre naturaleza se creó una imagen de buena y nos engaña. Se hace la víctima, ¿y nosotros qué? ¿Acaso los bebes pueden vivir sin sus madres? ¿Acaso una madre se queja de que su bebé le ensucia la casa? Contaminación visual, sonora y natural. A mi madre no le preocupa, ¿y a vos? Gracias José Luis, te dejo.

-No entiendo lo que querés decir José Luis- protesta Ricardo
-Que a la madre naturaleza le crearon una imagen así de santa y sufrida al pedo
-¿Cómo a Gilda?
-Te hablo en serio boludo. Habría que empezar como una especie de campaña en contra de la madre naturaleza, ¿qué te parece?
-Una pelotudez

Desde siempre Ricardo había sido un militante de asociaciones verdes como “Naturaleza voy por ti” “Dejen que los árboles hagan el amor en paz” y “Salvar una ballena no es lo mismo que salvar un delfín”. Por eso jamás hubiera ayudado a José Luis en su lucha contra esta causa. José Luis está solo. Más solo que nunca. Si tiene razón o no es un tema para ser ensayado aparte. La madre naturaleza lo reprime y no lo deja vivir. No duerme. No come. La carne le da asco. El viento lo asfixia. La tierra lo angustia. No puede caminar. El planeta lo mira y él mira al planeta. Cruzan sus miradas desafiantes y dudan. ¿Por qué me mira si soy su madre? ¿Por qué me lastima si soy su hijo?
El complejo de Edipo se rompe y José Luis, como un adolescente en búsqueda de su identidad, se separa de la madre para siempre. Tal vez el día de mañana, con algunas canas en su cabeza, vuelva firme a su altar y le diga en la cara: “Sos una puta madre”. Y que se banque el calentamiento global, así como mi madre se bancó limpiarme la caca…dos...y hasta tres veces por día.

Tuesday, July 24, 2007

Daniel Jeremías

A Daniel Jeremías el mundo le da asco. Vomita por los rincones, siempre, casi siempre, trozos desperdiciados de soberbia y arranque, como si quisiera desquitarse con algo, o algo quisiera desquitarlo a él, quién sabe.
Daniel Jeremías camina por la vida y cuando no vomita silba: tango, canciones de Madonna y Bon Jovi, algo de Mozart y el último disco de Patito Feo que consiguió en un puesto del Parque Rivadavia como parte de canje del álbum blanco de los Beatles. Él es así: multifacético, mil caras, corazones y sonrisas. Aunque no por eso deje de vomitar ante este mundo tan asqueroso que ven sus ojos.

Daniel Jeremías todavía recuerda la última vez que lloró. Fue el 5 de agosto de 1998, día que había empezado soleado hasta que una nube se cruzó en su camino y empezó a gotear. Qué rara esta naturaleza, pensaba Daniel al mismo tiempo que el mundo comenzaba a hablar del calentamiento global y sus consecuencias. Calentamiento que le atrajo la calvicie, los nervios, y gotas de humedad cargadas de angustia esquizofrénica y dolor…tanto dolor. Pobre Daniel Jeremías, rezaban las viejas de Flores cuando lo veían cruzar la Avenida Rivadavia. Pobre sus padres, tíos, y sus difuntos abuelos que lo miraban desde el cielo con las cejas levantadas, como cuando alguien las levanta por sorpresa o piedad, ¿decepción o tristeza?
Lo cierto es que su vida fue lo más parecido a un panqueque: de acá para allá, te toco y te dejo, te doy vuelta, te endulzo un poco la vida y cuando quieras acordar alguien ya te comió la ilusión de estar rodeado de dulce de leche por un tiempo, un tiempito, aunque sea una capa, una simple capa del dulce de leche más barato de la góndola.

Daniel Jeremías no murió. Nadie sabe dónde está, ni siquiera dónde duerme. Algunos lo vieron caminar por el Parque intercambiando figuritas de Pokemón ultra-violeta. Otros dicen que sigue canjeando discos de los Beatles. Y la versión más creíble es la de un tal José, trabajador del Parque Rivadavia, que aseguró haberlo visto en su puesto de libros dejando novelas de Borges como parte de pago de las biografías completas Guido Suller y Juan Domingo Perón… ¿Novelas de Borges José?...Novelas inéditas que el mismo Daniel Jeremías había escrito con Jorge Luis en la quinta de las Ocampo. Y después andan diciendo por ahí que el escritor más prolífico del país no escribió ninguna novela. A Daniel Jeremías hay que preguntarle, solo a él.

Saturday, July 14, 2007

Como poder, puede

Puede que sea una peor poesía. Pueda que ni siquiera se acerque al género, al que unos pocos amantes accedieron en otro siglo, y al que algún que otro moderno intenta imitar hoy. Puede que sea sucio y desprolijo, como la canción de Pappo, o un cachivache de palabras inconexas que intenten demostrar sabiduría, y emoción. Puede que sí, como que no. Puede que cause risa. Puede que algunos lo cierren y comenten al vuelo. Puede que vos lo leas y me entiendas. Puede que me importe, como que no. Puede que un comentario me anime, me encierre, me alegre, o me haga entender que el mundo sigue igual. Puede que a partir de esto la vida me guste y empiece a buscar en la sopa esas cuatro letras separadas que juntan al amor. Puede que sí, como que no. Puede que vuele como algunos vuelan a la luna, o puede que lo haga por debajo de la alfombra, levantando mi basura, mi desorden y mis huellas. Puede que sea fea, sin sentido... pero eso que puedo me puede... a escribirte sin razón, sin complejos, revisión, o talento. A escribirte sin aviso previo, sin presión, sin editores que me editen la vida, o la inquietante ortografía que me restaba puntos en el dictado del día. Puede que guste, como que no. Puede que lo termine y empiece a saltar de alegría. Puede que llore en un subsuelo encerrado sin mirar el cielo o la luna que apaga el día. Puede que sí, como que no. Puede que a pesar de lo escrito siga sin entender cómo algunos pierden la vida en billetes. Y puede que yo la pierda igual, como que no. Puede que la paz se aleje por momentos, y vuelva a acariciarme la frente dibujándome en tinta china su regreso. Puede que me quede con ella, como que no. Puede que ahora la elija y tenga que renunciar al trote esquizofrénico de la ciudad…
Puede que sea la peor poesía. Puede que ni siquiera se acerque al género que algunos propusieron y que otros intentan imitar con un rejunte de palabras…Yun, cielo, vuelo, reloj, tiempo y dios…

Mi sonrisa
se sostiene
en caricias
y es tu voz
la que
se apaga
con el día
para volver
a nacer
vibrante
y dibujada
en esas caricias
que sostienen
mi sonrisa
cuando la noche
asoma sus miedos
mi pulso
acelera ritmos
y un brazo
me sostiene
y una voz
apaga
esas sombras
de dudas mundanas
y fantasmales
para volver
a sostenerme
hasta que otra vez
aparezca
el día
o hasta que otra vez
aparezca
tu figura
y con ella
la única poesía.